Ministerio de Ciencia e Innovación

Relacionan educación con envejecimiento saludable

Investigadores del Proyecto ATHLOS en una reunión de proyecto
CIBER | viernes, 24 de julio de 2020

Se sabe que un mayor nivel educativo suele conllevar un mayor nivel de ingresos o ganancia económica, de tal modo que un país con mayor nivel educativo es por lo general un país con mayor nivel de renta per cápita. Ahora, un estudio liderado por investigadores del King’s College London (Reino Unido) en el que participan múltiples instituciones de 11 países europeos, entre las que se cuentan la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Parc Sanitari Sant Joan de Déu y el CIBER en sus áreas de Salud Mental (CIBERSAM) y Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) ha demostrado que las personas mayores con mayor nivel educativo y renta suelen envejecer mejor y con más salud.

El estudio, que hace parte del ambicioso proyecto europeo ATHLOS, destinado a identificar los factores que llevan a un envejecimiento saludable y con calidad de vida, analiza múltiples factores asociados a la salud (capacidades físicas, salud mental, enfermedades crónicas, déficits sensoriales, etc.) en una muestra de más de 140.000 personas mayores de todo el mundo.

“El estudio pretende obtener una visión de lo que es envejecer, basada no tanto en la edad sino en la salud. El objetivo es extraer conclusiones a partir de estudios poblacionales de envejecimiento realizados a lo largo del mundo”, explican los autores.

Efecto universal 

El trabajo, publicado recientemente en The Lancet, presenta evidencias de que las personas mayores con alto nivel educativo (con educación universitaria) tendrían hasta 10 puntos de salud más (sobre una escala de 100 puntos) que una persona mayor de su misma edad que tenga bajo nivel educativo. Asimismo, una persona con alto nivel de ingresos podría presentar más de 8 puntos de nivel de salud que una persona con baja nivel de ingresos de su misma edad.

“Este efecto es universal detallan los autores, ya que se observó en personas mayores de todos los países estudiados, entre otros: España, Reino Unido, Estados Unidos y Japón. Asimismo, se corroboraron dos efectos clásicos cuando se mide la salud de personas mayores: a) generalmente a mayor edad peor salud, con un decremento acusado a partir de los 80 años; b) las mujeres mayores suelen mostrar mejores niveles de salud que los hombres de la misma edad”.

El estudio parte de una metodología analítica que usa datos procedentes de ocho estudios representativos de la población de personas mayores de cuatro continentes (Europa, Asia, América y Oceanía). Además, el procedimiento estadístico usado permitió controlar los efectos de la generación, dado que había personas nacidas en diferentes décadas de finales del siglo XIX y casi hasta mediados del siglo XX, encontrándose así personas nacidas en época de posguerra y otras en épocas de bonanza.

Según los autores, “la principal conclusión que se desprende de este estudio es que la educación tiene una capacidad protectora en la salud cuando nos hacemos mayores. La educación suele conllevar, como ya se ha dicho, la búsqueda de mayores fuentes de ingresos y prosperidad económica”.

Asimismo, una persona con mayor nivel educativo puede tener más recursos y mayor concienciación para poder resolver sus necesidades de salud antes, evitando así un agravamiento en la problemática que le acaecía. Por ende, esto derivaría en mayor calidad de vida y bienestar. Por todo ello, los investigadores destacan como esencial que exista un compromiso por parte de los estados en proporcionar herramientas educativas a la población, no exclusivamente por los efectos que puede tener en la economía de ese país, sino también en la salud a largo plazo. 

Artículo de referencia:

Wu, Y.-T., Daskalopoulou, C., Muniz Terrera, G., Sanchez Niubo, A., Rodríguez-Artalejo, F., Ayuso-Mateos, J. L., … Prina, A. M. (2020). Education and wealth inequalities in healthy ageing in eight harmonised cohorts in the ATHLOS consortium: a population-based study. The Lancet Public Health, 5(7), e386–e394. https://doi.org/10.1016/S2468-2667(20)30077-3